Esta relación no es sana. España es un país de bares, un lugar de cervecitas y tapitas. España... vive del servicio y lamentándolo decir, somos malísimos. No se me parte el alma ver como no va la gente (extranjera) a los bares. O, al ser un servicio tan puntual, van una y nunca mais. Pero los clientes que vivimos cerca y vamos a ese bar porque lo tenemos cerca, no se dan cuenta que entrar y ver al camarero escupir el vaso (es una exageranción chaval, no leas al pie de la letra, por favor) donde te va a servir un café más malo que ojú y como si tu fueras el mismísimo diablo de lo caliente que está, con un mollete que no es mollete y jamón serrano cortado a bocados, y más seco que la mojama.
Pues qué te voy a decir cuando me pregunte con malas ganas ¿¡Qué te pongo?!
Y es que no falla... algunos se salvan pero es que el 99% de los mismos, es entrar y te dan ganas de cerrar eso que llaman bar. Tan complicado es cortar bien el jamón, servir bien un desayuno cuando tu trabajo es servir... o tan complicado es ser un poquito amable. Que sí, que sí, que no quieres estar ahí, que estás hasta el cipote o el toto de aguantar subnormales... pues normal que vamos de capa caída. O normal que solo gente de mala gana esté trabajando ahí.
Y es que encima del trato que así te dan, el bar está lleno... porque al Español de nómina le gusta que le sirvan mal, le gusta que le trabajen mal, y le gusta vivir mal.Y la cosa empeora de mitad hacia el sur. ¡No digo más!