Lamentablemente vivimos en unos tiempos oscuros. Unos, donde se cuestionan las ciencias más allá de la ignorancia. No es que estemos en un tiempo donde nace una teoría de la evolución, o la ley de Newton, o las teorías de la estructura atómica... no, no estamos en esa bella época donde la lucha tenía un sentido. Estamos en una lucha contra lo irracional, contra la ignorancia... contra aquellos que piensan que la Tierra es plana o que las vacunas no sirven para nada. No estamos en esa bella época donde las decisiones de alguien en pro de la ciencia, salvaba millones de vidas y salvarán muchas más a lo largo de la historia.
Entiendo que perder el tiempo en conversaciones fútiles sea lo deseado por determinados grupos de la sociedad para mantener alejados de lo realmente importante a aquellos que son más distraidos (por decirlo de una forma suave). Debatir entre religión y ciencia, entre Tierra Plana o no... o poner una caja para distraer con vidas de personas que no deberían merecer el más mínimo interés, pues te cargas a gran parte de la población. Si con ello bajamos niveles de enseñanza a mínimos, cambiamos por aquí y por allá la historia y nos metemos en una guerra de moralidades sin sentido alguno, pues tenemos la maravillosa sociedad que tenemos. Ya si le añadimos una pizca de fanáticos religiosos, ponemos la guinda en el pastel.
Pero me voy a centrar en esa insistencia en preguntarnos tonterías de qué es una mujer o un hombre, o si un niño debe elegir si es de un sexo y otro cuando ni siquiera puede lograr entender lo que sus decisiones van a ocasionar. La biología es una disciplina fascinante, y todo aquel que quiera puede zambullirse en ese océano de conocimiento que es el estudio de la vida. En biología hablamos de cromosomas, en concreto de cromosomas sexuales, X e Y, donde se concentran los genes, o la información para que un hombre sea hombre, y una mujer sea mujer. La biología, que es lo que algunos no saben, no es una ciencia exacta, pero sí que es una superviviente. A lo largo de millones de años, hemos recorrido un camino evolutivo dentro de lo azaroso para llegar a un punto donde la reproducción sexual permite tal variabilidad que nos hace ser unos supervivientes. La reproducción sexual necesita de dos sexos, en nuestro caso, masculino (XY) y femenino (XX), y cada cual ha sufrido un dimorfismo sexual que nos permita diferenciarnos y generar atracción para lograr el fin de la especie que es tener descendencia, y que ésta sobreviva. Parece sencillo, pero hoy día, muchos se empeñan en que la descendencia no es lo que necesita una especie, y se enmarcan en una serie de parafernalias y panfletos propagandísticos de libertad del sexo femenino, y opresión del masculino, para rechazar lo más maravilloso que le ha podido dar la evolución a la mujer, que es la capacidad de crear vida. Si hay algo que los hombres pueden envidiar a las mujeres, es su capacidad de crear vida a partir de un óvulo y un espermatozoide, llevar consigo 9 meses a esa vida y parir.
Por eso, que Manolo, diga ser ahora llamarse Luisa, pues que quieres que te diga. Luisa, por mucho que diga que quiere ser Luisa, se hormone para ser una Luisa y se opere para parecer una Luisa, jamás podrá engendrar una vida (o por lo menos hasta la fecha). Podrá engañar a la sociedad toda su vida, o sentirse una mujer, pero la genética es caprichosa y el nació para ser hombre. El tema es, que si un hombre, no quiere ser hombre; o una mujer, no quiere ser mujer, el camino de transmisión de sus genes se paraliza en ese punto. Es decir, son ramas muertas que no siguen ramificándose a lo largo de las generaciones. Puedes adoptar, pero esas ramas no serán tus ramas. Igual si eres mujer, y te extirpas los pechos y te sometes a una operación, pues espero que hayas congelado tus óvulos y ahora busques la forma de tener descendencia. El tema es, que a un determinado grupo de personas, da igual el color que te guste, les conviene venderte esa propaganda que tala tu descendencia, mientras ellos tienen hijos y familia, y tú, a tus 45 años predicas a los cuatro vientos tu independencia de hijos y tu libertad. Tu libertad no importa mucho cuando tu genética se va contigo a la tumba.
Y es que como decía antes, la genética, no es perfecta, encontramos fallos: a nivel de genes, a nivel de cromosomas, a nivel de sintesis hormonal que provocan anormalidades. Es decir, grupos de personas fuera de la norma, en minorías sociales, que piensan que ellos están en la norma y quieren convencer al resto de la campana que ellos son normales. Pero no, parece ser que ahora hablar de estos temas es terminar en hogueras encendidas con la ignorancia de las personas. Pero es así, y no te lo digo yo, te lo dice la vida. No hay nada más bello que dar vida, que crearla, y compartir ese camino con esas personas que nunca existieron si no fueron por la unión de dos personas (que sí, que hay de todo, buenos, malos, regulares), y por mucho que quieras, a día de hoy dos hombres no pueden tener hijos suyos. Y dos mujeres no pueden tener hijos solo entre ellas, necesitan de una mujer que ponga óvulos; o de un hombre que ponga espermatozoides, respectivamente. Y eso es así biológicamente, te pongas como te pongas.
Y lo que quiero transmitir, es que por mucho que te digas y te convenzas, la realidad, esa que no sale todo el tiempo en medios de comunicación, ni debates, ni demás parafernalias, es la cruda realidad. La que no se habla todo el tiempo: la de los hombres que se sienten hombres; y las mujeres que se sienten mujeres, esa es la realidad que más se vive, pero que no interesa hablar.
Espero que te des cuenta antes de que sea demasiado tarde.