2024. Mis hijos me recordarán, escribiendo la historia con sangre. En una lucha sin armas, llena de mentiras. Una lucha por la verdad, por el sentido común. Una lucha, por el pueblo. ¿Cuánto sacrificarás para que ellos tengan un futuro? ¿Cuán destructiva será la lucha, para hundirte en la miseria o en el subsuelo? ¿Serás capaz de jugar al ajedrez con vidas humanas? ¿Decidir quién sufre y quién sube en escaleras mecánicas?
Una lágrima en diferido y en HD mientras, al apagar las cámaras, te ríes a nuestras espaldas. Un medio al son del gobierno, para atacar a todo aquello que no le gusta a su ideal. Un ataque a la libertad, un ataque a la realidad, un ataque a la privacidad. Pero son capaces de arrebatarte todo aquello que quieres, todo lo que te hace humano, y pensar que así han acabado contigo. Un lobo acorralado. Las hienas, a mordidas con el rey de la selva, moribundo... un revivir para acabar con todos.
Yo soy un don nadie que escribe para uno mismo, pero con palabras que pesan más que tus latidos. Lágrimas que manchan un teclado, poesía que embriaga tus oídos mientras miras la realidad. Esa que te amarga, que te roba la vida con el pasar del tiempo y que se empeña en distraerte de tu camino. La realidad no es más que crear una distracción: palabrerías, mentiras, que te engatusen, que te toquen y te hagan escribir, reaccionar... que te distraen y te hacen caer. Y pierdes tu vida en esa irrealidad.
Hablo del "todo vale" de un gobierno, hablo de la sed de poder de un presidente, hablo de lacayos serviciales que comen de la mano de un líder, hablo del eco en medios pagados por el pueblo. Hablo de eso y de nada, porque soy un don nadie. Pero los hechos serán una escalera al trono, el pueblo será una marea ante la mentira, y la verdad. La verdad real, será la que se imponga a la mentira.